Después
de haber visto el vídeo “Cuestión de educación” del programa Salvados (la
Sexta), voy a realizar una recensión acerca de lo que he podido observar.
Según
la UNESCO, España es el país con mayor índice de fracaso y abandono escolar,
con un porcentaje de un 30%, mientras que en Finlandia este porcentaje es de un
0,2%.
Jurjo
Torres (catedrático de la Universidad de A Coruña), afirma que los recortes en
la educación afectan mucho a la calidad educativa, y perjudican más a las Escuelas
Públicas que a las Privadas, ya que éstas últimas obtienen más ingresos (los
padres pagan por los materiales escolares, uniformes…).
Además,
estos recortes han aumentado el número de alumnos por aula (30 alumnos), lo que
dificulta a un solo profesor el hecho de dirigir y organizar su clase, y esto
se complica aún más en las aulas con gran diversidad (gitanos, inmigrantes,
alumnado ACNEAE…). Como comparación, tenemos que las escuelas de Finlandia
cuentan con bastantes profesores y asistentes que apoyan al profesor en la
clase si es necesario.
En
España, uno de los mayores problemas de la educación es la mala calidad del
profesorado. La carrera de Magisterio no tiene prestigio social, y la nota que
exigen para entrar es la mínima, por lo tanto es obvio que no va a entrar gente
preparada y con verdadera vocación. Esto no ocurre en Finlandia, donde sólo
entra el 15%, es decir, sólo los mejores.
Según
el testimonio de una madre entrevistada para el Programa, “la sociedad impone muchas dificultades a los padres/madres a la hora
de implicarse en la educación de sus hijos”, y por otro lado, hay muchos
padres que no valoran la figura del profesor, lo cual los desprestigia.
En
Finlandia, el 98% de las Escuelas son Públicas. Los padres no pagan nada por la
educación de sus hijos, y el Gobierno apuesta por la igualdad de oportunidades
y de derechos para todos los alumnos/as. Incluso, tiene muy en cuenta a los
profesores a la hora de imponer reformas.
Una
gran diferencia entre el Gobierno español y el finlandés es que en España los
políticos dan mucha importancia al período que ellos tienen para realizar reformas
(4 años) y no piensan más allá. Sin embargo en Finlandia las reformas se
piensan a largo plazo, sin tener en cuenta los intereses propios.
Viendo
éstas comparaciones, no es de extrañar que pensemos que España esté abocada al
desastre, en este caso, educativo. No son los profesores, ni los alumnos, ni
los padres, ni siquiera el Gobierno el que debe realizar un cambio…Somos todos
y cada uno de nosotros, como parte de la sociedad y como individuos, los que
tenemos que poner de nuestra parte.
Este no
es un asunto liviano… La educación se trata de uno de los fundamentos de
nuestra sociedad, y como parte que somos de ella, debemos apostar por un cambio
que, en mi opinión, debe partir de una profunda transformación de nuestros
valores, para lograr un sistema educativo tan eficaz como el de Finlandia.