Es cierto que los profesores del siglo XXI se
encuentran rodeados de infinidad de herramientas tecnológicas que pueden ser
utilizadas como medios para ejercer un proceso de enseñanza-aprendizaje en las
aulas. Sin embargo, cada profesor debe tener en cuenta que
algunas de esas herramientas no son del todo apropiadas para dar una clase, y por
supuesto debe saber cómo usar las adecuadas.
Además, un profesor moderno debería estar involucrado en la variedad de páginas que Internet nos proporciona para, por ejemplo, escribir reflexiones, estar en contacto con padres o con sus alumnos…
Para aprender qué nuevas tecnologías utilizar en un
aula, el docente debe saber desechar aquellas que no le proporcionarán nada
bueno, y saber elegir aquellas que puedan adaptarse a la educación. Elegir la
herramienta incorrecta puede suponer una distracción por parte del alumnado,
que estará más pendiente de otras cosas en la pantalla que de la misma
explicación del profesor.
Pero para aprender a elegir, por ejemplo, las
páginas web correctas gracias a las cuales el docente estará en contacto con el
alumno/a, debe investigar y profundizar. Puede ayudarse de las opiniones de
otros profesores.
Una vez elegida la herramienta tecnológica adecuada,
cada profesor debe dar una gran importancia a la impresión que deja la lección
de cada día en sus alumnos/as. Tomarse las cosas con tranquilidad (no con
pasividad) y explicar de tal manera que los alumnos capten toda la información,
aunque no haya sido mucha.
Es muy importante que el docente no se deje
enganchar por las redes sociales, blogs, o cualquier herramienta tecnológica
(IPad, móvil, portátil…) para no ejercer de mala influencia hacia su alumnado.
No puede ser que un profesor/a le dedique todo el tiempo a la clase para estar
absorto mirando su explicación, por ejemplo, en un IPad, sin establecer
contacto visual con los receptores (alumnos/as).