¿Sabemos qué enseñar y cómo los alumnos han de aprender? El
artículo de Carlos Arroyo “Qué enseñar y cómo aprender” habla precisamente de
esto.
No podemos exigir un cambio a mejor a nuestros alumnos si
desde la misma Escuela no ejercemos igualmente un cambio, sin olvidarnos de la
importancia de la influencia de las familias sobre el alumnado. Por eso, no
podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que los chicos/as comiencen a
interesarse por el aprendizaje.
La esencia de problema es la metodología, que como Carlos Arroyo afirma, y como ya hemos
mencionado en clase innumerables veces, está anticuada. Y parece mentira
que
en el siglo XXI, con tantas herramientas útiles a nuestro alrededor (como son
las nuevas tecnologías), no estemos usándolas de una manera más efectiva, con
el único objetivo de “centrarse en
mejorar la manera de aprender”
(Carlos Arroyo).
Pero ¿cómo mejoramos la manera de aprender? Pues de tal forma
que fijemos nuestra mirada, como he mencionado antes, en el aprendizaje más que en la enseñanza. Debemos cambiar la manera en
la que damos las clases dando más importancia a lo que el alumno necesita que
al propio libro de texto, dinamizando las clases (por ejemplo con debates),
practicando más en lugar de que el profesor exponga durante media hora sin
parar, promoviendo la participación y la colaboración entre los estudiantes, y también
muy importante según Carlos el aprendizaje significativo por encima del memorístico.
Una de los ámbitos que yo personalmente incentivaría a
realizar en la metodología dentro de las aulas es: enseñar valores prácticos
para la vida diaria de los alumnos/as. Este es un aspecto esencial si
consideramos nuestro verdadero propósito como docentes, que es formar a
personas a ser eso, personas… Que aprendan a respetar a sus semejantes, a
valorarlos, y no solamente a los demás, sino también a ellos mismos. Que
podamos enseñarles a tomar sus propias decisiones atendiendo a unos determinados
criterios.
Sabemos que la educación hoy en día necesita de un cambio, y
esto se repite continuamente en cualquier medio de comunicación; como dice
Carlos Arroyo: “La mejora de la educación exige inclinar decididamente la balanza hacia
el aprendizaje”.
¿Por qué no comenzamos ya?
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